Portbou es el último tesoro de la Costa Brava. O el primero, dependiendo de cómo se mire. Un pueblo pintoresco de tradición marinera y playas rocosas capaz de cautivar a cualquiera con su entorno natural y su bonita historia.

Ubicado en el noreste de la comarca gerundense del Alt Empordà, en la frontera con Francia, Portbou ha sido durante mucho tiempo un punto de acceso fundamental a España y un importante centro de comunicaciones. Desde finales del siglo XIX, su ubicación ha hecho de esta localidad un lugar de encuentro entre culturas y una puerta de entrada a experiencias inolvidables.

¿Qué visitar en Portbou?

Uno de los tesoros más destacados de Portbou es su emblemática estación de ferrocarril, construida en 1929. Esta obra arquitectónica constituye uno de los símbolos más relevantes de la localidad, que en aquella época era un punto de transporte de gran importancia.

Otro de los imprescindibles de Portbou es el monumento dedicado a Walter Benjamin. Walter Benjamin fue un importante filósofo y crítico cultural del siglo XX que huyó de las tropas nazis a Francia por la frontera con España cuando tuvo la mala fortuna de morir en Portbou. El monumento es un lugar de reflexión y homenaje a su legado intelectual. Las vistas desde allí son espectaculares.

Portbou: playas idílicas

Entre acantilados y costas empinadas cubiertas de exuberante vegetación, encontramos playas tranquilas y calas escondidas de aguas cristalinas y fondos rocosos… Un escenario idílico que es uno de los principales atractivos del pueblo. Un auténtico paraíso para los amantes del buceo y la natación.

En conclusión, Portbou es un pueblo auténtico y poco turístico, perfecto para aquellos que buscan disfrutar del mar, la naturaleza y su historia rodeados de tranquilidad.